martes, 4 de mayo de 2010

Jugando a ser Darwing, " Las Huellas de la vida" de Tracy Chevalier

Descubrí a Tracey Chevalier hace ya algunos años a través de una de las novelas que más me han gustado: "La Joven de la Perla", un relato lleno de sensibilidad y que es de esas lecturas que te dan pena que acaben tan pronto. "La Joven de la Perla", además, fue la novela que dió a conocer en nuestro país a esta escritora inglesa. Debido al éxito de la misma, no tardaron en publicarse el resto de sus obras: " El Azul de la Virgen"; " Ángeles Fugaces"; " La Dama del Unicornio" a las que se unió el año pasado su última novela.

Todas ellas nos permitieron descubrir a una autora que sabe como conectar con el lector. 

A estas novelas se les ha unido recientemente otra titulada " Las Huellas de la Vida". Esta novela ha sido editada por Lumen dentro de su colección " Palabras en el Tiempo", las anteriores fueron editadas, si no recuerdo mal, por Alfaguara.

¿ Y qué nos depara esta nueva novela de Tracey Chevalier? De nuevo está ambientada en un contexto histórico, esta vez su historia transcurre en la Inglaterra de principios del siglo XIX, en un momento en el que ya se están viviendo importantes cambios. Y, como ha ocurrido en sus anteriores novelas, es la mujer la gran protagonista.

En este caso serán 2 mujeres las que lleven el peso de la historia, un poco diferentes aparentemente pero bastante similares en el fondo. Por un lado, tenemos a Elizabeth Philpot , una dama culta y soltera que ha tenido que emigrar de Londres junto a sus 2 hermanas debido a la boda de su hermano ( este párrafo, esta situación me hizo recordar a la que vivieron las protagonistas de "Sentido y Sensibilidad" que también deben de abandonar su casa ante la instalación en ella de su hermanastro. En el caso de Elizabeth, su hermano no la odia pero también debe mudarse a un lugar más modesto porque ella ya no es la dueña de la casa sino su cuñada).

Por otro lado, tenemos a Mary Anning, una joven humilde que se dedica a recoger fósiles que luego vende. Y estos fósiles serán lo que las una a ambas. Las 2 establecen contacto a través de ellos, una ( Elisabeth) como coleccionista y estudiosa, la otra (Mary) como persona que depende de los fósiles para vivir ya que los vende. Estos fósiles los encuentran en la costa inglesa, plagada de ellos.

Pese a no estar viviendo en Londres sino en un pueblo de la costa no por ello la sociedad es más permisiva y abierta sino todo lo contrario. A principios del XIX no era muy normal ni estaba bien visto que una jovencita se pasase el rato hurgando entre los acantilados en busca de fósiles y menos una Dama, por eso ambas se dedican a su afición a escondidas hasta que, un día, Mary descubre un fósil muy importante que va a terminar en el Museo de Londres. Pese a su descubrimiento y a que le pagan 3 libras por él, Mary no sale de su condición humilde.

Bien, no logra esto pero si que consigue abrir un debate cientifico. Es el momento en el que Darwin está dando a conocer sus teorias sobre la Evolución. Tanto Mary como Elizabeth van viendo en cada una de las piezas que encuentran algo más que un puñado de libras o una pieza de colección: van descubriendo el origen y la evolución de la vida. Ellas exponen sus teorías pero chocan con una sociedad dirigida por los hombres en la que el único papel que tenía la mujer era el de estarse en casita dedicada a sus labores.

Pese a que me ha gustado, he de reconocer que no ha logrado crear ese estado casi de éxtasis que consiguió "La Joven de la Perla". En esta nueva novela, he visto a Tracey Chevalier más Jane Austen que nunca. Sus personajes femeninos me han recordado a las protagonistas de "Sentido y Sensibilidad". Tanto Mary como Elizabeth van en contra de los dictados de la sociedad del momento y luchan por mantener su independencia, no les interesa el matrimonio ni los convencionalismos, ellas tienen una mente científica que choca con esta sociedad tan puritana. Si aún hoy, en pleno siglo XXI hay quién se echa las manos a la cabeza al oir hablar de Darwin y sus teorías de la evolución, en el siglo XIX aún más y eso que la sociedad británica no era tan conservadora como la española u otra católica.

La novela tiene 344 páginas, el tamaño de la letra es más pequeño que en las ediciones que Alfaguara ha hecho de las novelas de Tracey Chevalier. Sin embargo, pese a ser un poco más pequeña se lee cómodamente.

Es una buena novela. A mí me ha gustado esa parte científica y el hecho de ser llevada a cabo por mujeres. No la calificaría de feminista pero si que veo en ella un poco de reivindicación femenina, como si a través ( y sin el como) de Mary y Elizabeth se quisiese hacer  un homenaje a todas esas mujeres que empezaron a pensar por su cuenta en el siglo XIX enfrentándose a todo.

Tracey Chevalier tiene un estilo muy bueno. Sabe contar historias y captar la atención del lector. Ya he dicho que no es como "La Joven de la Perla" pero se deja leer y es una lectura con la que disfrutas. De alguna forma u otra, ambas protagonistas logran contagiarte este gusto por la Historia Natural.

La novela ya está disponible en la Biblioteca de El Perelló con el tejuelo N/CHE/hue. Es una lectura altamente recomendable sin duda alguna.