lunes, 11 de octubre de 2010

La herbolera, por Toti Martínez de Lezea






Reconozco que soy un poco reacia a leer novela histórica;  y no es porque no me guste sino porque, lo quiera o no, sale a la superficie mi alter ego historiador y se me ponen los pelos como escarpias cada vez que veo una metedura de pata. Sin embargo, he de reconocer también que hay " novelas históricas" y novelas históricas. Que no todas son fruto de la inventiva sino de una árdua tarea documental que sirve como base de la historia que narra.


En este último grupo he de incluir las novelas de Toti Martínez de Lezea. Una autora vasca de la que había oído hablar- aunque lo correcto sería decir " había leído"- en Ciao y Dooyoo pero de la que nunca había leído nada. ¡ Craso error el mío ¡ puesto que no sólo es una buena escritora sino que se le nota un alma de historiadora que engrandece cada una de sus novelas. Es cierto que aún no las he leído todas pero me imagino que seguirán la estela de esta: "La Herbolera" con la que he disfrutado. Resulta curioso que, las dos novelas históricas con las que logrado eso han tenido a las brujas como protagonistas. Brujas de Salem en el caso de "El Libro de los Hechizos" y  vascas en el de Toti Martínez de Lezea. Y, sin querer, no he podido evitar hacer una comparación entre ambas. Aunque una sea una bruja americana y la otra vasca tan sólo tienen diferente ésto, en el fondo son iguales ya que las dos sienten en sus propias carnes lo que la superstición y el fanatismo  religioso son capaces de hacer sobre todo si es una mujer la culpable. 

En "La Herbolera", Toti Martínez de Lezea nos narra la vida de Catalina de Goiena. Una joven que nace con un don que su abuela intuye enseguida. Como la madre de Domenja, su abuela, Catalina posee el mismo don. Ello llena de orgullo a la anciana pero, al mismo tiempo, de cierto temor pues sabe muy bien qué les ocurre a las mujeres que son consideradas brujas y, también, recuerda cómo trató la sociedad a su madre. Incluso a ella y a su hija que no tienen el don pero a quienes temen el resto del pueblo. Catalina, en un principio ajena a todo, crecerá en el valle de Atxondo hasta que un día, Domenja la lleva junto a Don Diego un médico del que aprenderá todo lo relacionado tanto con la medicina como con el arte curativo de las plantas. Aunque en un principio a Catalina no le agrada separarse de su familia, muy pronto va a sentir un cariño muy especial por Don Diego del que aprenderá muchísimas cosas. No sólo relacionadas con las plantas y la medicina, también de la vida.

Pero, en una historia como esta no pueden faltar los personajes antagonistas. Aquellos que, pese a que no lo pretenden, despiertan un cierto " odio" por parte del lector. Es el caso del inquisidor, del párroco, del escribano y del propio Juan. Un joven del que se enamora Catalina y a la que, luego, en cierta manera traiciona tanto personalmente como " amorosamente". Pese a que Catalina le ama con sinceridad, él no duda en utilizar este amor para su propio provecho. Estos personajes son "los malos" pero no son malvados a propósito. Estamos en el siglo XV y existieron de verdad. En ese momento, para la Iglesia Católica sólo regían unas normas, quienes no las aceptaban y acataban eran perseguidos. A estas mujeres que celebraban ritos extraños en la cueva de Jentikoba, que adoraban a Mari no sólo se les persiguió por ser mujeres sino por querer apartarse de las normas vigentes y buscar una libertad. Catalina no era una bruja, simplemente era una mujer a la que no le sabía mal ayudar a los demás especialmente a las mujeres, que ella usase remedios naturales y que éstos tuviesen efecto no estaba bien visto, algo raro había en todo esto.


Tanto en Salem como en el País Vasco, las brujas fueron perseguidas porque "iban libremente", ellas se regían por sus propias normas y ayudaban a los demás porque sí, especialmente a las mujeres que estaban más marginadas. Toti Martínez de Lezea, realiza un buen retrato sociohistórico del momento y esto me encanta. Como historiadora he aprendido muchísimo de esta época. Lamentablemente, cuando estudias Historia te centras más en una Historia general o más en Valencia. Yo desconocía muchas cosas de la Edad Media vasca así que la novela de Toti me ha ilustrado muchísimo en este sentido. Aprendes mucho y de una forma entretenida. Pese a aportar datos históricos no lo hace con un tono pedante sino todo lo contrario: estos forman parte de la historia por lo que están dados con ritmo. 


Como historiadora he disfrutado anotando datos en una libretita y como lectora dejandome seducir por la prosa de la autora. La novela tiene 468 páginas que se leen rápido porque sabe cómo atraparte desde la primera palabra. El ritmo no decae en ningún momento. Es verdad, que va intercalando la historia de Catalina con lo que sucede con el inquisidor y sus secuaces pero, lejos de cortar el ritmo lo engrandece en mi opinión aunque te corte en los momentos más interesantes de ambas historias. Creo que es una técnica de la autora para que el lector no pierda el interés, para que continúe con la lectura hasta descubrir qué pasa.


Al ser también, en el fondo, una historia verídica pues te dan rábia ciertos pasajes. Sabes lo que les ocurría a las brujas y sabes qué les va a pasar a las mujeres que condenan, te dá rábia ver lo fanáticos que podrían ser algunos hombres y como anteponían este fanatismo ante cualquier cosa. Esta rábia hace que te involucres más en la narración y que la sientas más viva.


La verdad, es que son muchísimas cosas las que tiene esta novela de Toti Martínez de Lezea. No encuentro nada negativo en ella. Quizá lo único negativo haya sido no haberla leído con anterioridad y me sabe un poco mal que no tenga tanta popularidad como otras ( léase Matilde Asensi). Sinceramente, y ahora hablo más como historiadora que como bibliotecaria, las novelas de Toti Martínez de Lezea no son meras novelas e historias sino auténtica Historia del País Vasco. Aprendes muchísimas cosas y esto me ha encantado.


Por todo ello, "La Herbolera" es una lectura altamente recomendable. Fue editada por primera vez en el año 2000 pero continúa muy vigente. Antes la he comparado con "El Libro de los Hechizos" uno no es peor que el otro. Más bien diría que se complementan. Pese a narrar historias ambientadas en siglos distintos, son muy iguales. De ambos puedes extraer muchas conclusiones siendo una de las principales que los fanatismos nunca son buenos.