Londres es bulliciosa, atrayente, mágica.
Una ciudad así merece un poema.
Meditación en Londres
Escucho en la sumisa soledad de la tarde
el rumor de las sombras cuando llega la noche
y en la ventana, oblicua, la luz se ha detenido.
Lo que está al otro lado,
¿no son, acaso, idénticas visiones
de ciudades distintas
unidas por su sola sucesión en el tiempo?
Las ramas de Hyde Park que hoy oscurecen
la mesa donde escribo,
¿no son en su quietud las contempladas
algún lejano día que regresa?
Se dibuja un perfil, la vaga imagen
de un paisaje que agota su presencia
como demora de su ser inmóvil.
El caer de las hojas reconoce
su tránsito fugaz en la distancia
que separa la vida de su muerte.
De "Una oculta razón" 1991, Álvaro Verde
No hay comentarios:
Publicar un comentario